La marrana negra de la literatura rosa

Quienes convierten su vida en un desagüe, terminan por sentirse fascinados con la mierda que arrastra.

¿Ya les mencioné que son los ornitorrincos más agradables que he conocido?

No me atrevía a pedirle que me pagara una operación tan frívola.

Eso que lo deje pa la Molko. Babosa, cómo se la creyó. Ay, no digas eso, se enamoró. Creyó que había encontrado el amor. Por eso digo: pendeja.

a creer que andas asaltando. Nada más vine un ratito. A ver la calle. Y qué le ves. Como si no la conocieras.

, no digas eso, se enamoró. Creyó que había encontrado el amor. Por eso digo: pendeja.

concursé en Miss Gay por andarte solapando tus pichaditas.

Un agujero donde meter su maldita soledad.

Entonces le cayó el veinte de lo sucedido. Wilmar le dolía. Había confiado en él. Pinche Alexia tan pendeja, se dijo. Te volvieron a timar.

no se atrevió a desear nada.