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Daniel Turienzo,Jesús Roguero

Educafakes

La educación refleja el modelo de individuo y sociedad al que aspiramos. Así, las cuestiones educativas se sitúan en el centro de la batalla cultural que caracteriza nuestro tiempo, pues se utilizan para preservar intereses y privilegios económicos, religiosos y partidistas. Pero determinados sectores sociales y medios de comunicación avivan el ruido y la confusión, lo que conduce a conclusiones rápidas, simples y falaces, en lugar de a una discusión fundamentada. Rogero y Turienzo revisan críticamente buena parte de lo que nos han contado sobre la educación española y no se sostiene desde las investigaciones y la argumentación rigurosa, cuestionando la veracidad de varios mitos, falsedades o prejuicios sobre el sistema educativo español —educafakes—. El libro se compone de seis bloques que abordan el modo en que evaluamos la educación española, las opiniones habituales sobre la igualdad de oportunidades, la relación entre el esfuerzo y las trayectorias académicas y laborales, el modo en que nuestro sistema educativo distribuye y selecciona al alumnado según su origen socioeconómico, su desempeño académico, su género y sus capacidades, la espinosa relación entre educación y política, el funcionamiento y alcance de las políticas educativas en nuestro país, y ciertas premisas sobre la financiación del sistema educativo
172 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2024
Año de publicación
2024
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Citas

  • David Olmedo Caminocompartió una citael mes pasado
    del 58 %; o a los 2000, cuando uno de cada tres estudiantes abandonaba prematuramente los estudios.

    Los datos apuntan, precisamente, en el sentido contrario. La gran mayoría de indicadores evidencian una auténtica revolución en los resultados educativos españoles durante las últimas décadas. Han mejorado el acceso y la permanencia en el sistema educativo, y se ha logrado que sea más inclusivo, comprensivo y que disponga de mejores servicios e infraestructuras. Desde la llegada de la democracia, se ha erradicado el analfabetismo, se han universalizado el segundo ciclo de Educación Infantil y la Educación Secundaria, ha aumentado la escolarización obligatoria hasta los dieciséis años, hay mayor esperanza de vida escolar,
    [5]
    se ha incrementado el porcentaje de personas que estudian y titulan en todos los niveles, y se ha producido una progresiva equiparación de la formación de la población adulta en relación con la Unión Europea.

    Un ejemplo lo encontramos en la tasa de abandono educativo temprano.
    [6]
    Si se compara con otros países, la cifra en España (13,9 %) es de las más altas en el contexto europeo. Sin embargo, la serie histórica muestra una importante mejora en los últimos veinte años (desde el 32,2 % en 2004), además generalizada en todas las comunidades autónomas (Figura 1). Así, aunque los datos de abandono temprano no son buenos, es innegable que han mejorado sustancialmente, lo que cuestiona la tesis de que en las últimas décadas se ha producido un retroceso educativo.

    En las competencias
    [7]
    básicas de la ciudadanía también se observa una mejora significativa,
    [8]
    con una evolución solo equiparable a países como Finlandia. Desde principios de los años 2000, se ha incorporado a las etapas superiores una mayor proporción de grupos sociales tradicionalmente excluidos, sin que los resultados se hayan resentido por ello. Así lo muestra el informe PISA,
  • David Olmedo Caminocompartió una citael mes pasado
    Los datos apuntan, precisamente, en el sentido contrario. La gran mayoría de indicadores evidencian una auténtica revolución en los resultados educativos españoles durante las últimas décadas. Han mejorado el acceso y la permanencia en el sistema educativo, y se ha logrado que sea más inclusivo, comprensivo y que disponga de mejores servicios e infraestructuras. Desde la llegada de la democracia, se ha erradicado el analfabetismo, se han universalizado el segundo ciclo de Educación Infantil y la Educación Secundaria, ha aumentado la escolarización obligatoria hasta los dieciséis años, hay mayor esperanza de vida escolar,
    [5]
    se ha incrementado el porcentaje de personas que estudian y titulan en todos los niveles, y se ha producido una progresiva equiparación de la formación de la población adulta en relación con la Unión Europea.
  • David Olmedo Caminocompartió una citael mes pasado
    Los defensores de este mito suelen recurrir a comparaciones con tiempos pasados, que presentan como modelo de educación rigurosa, efectiva y de calidad. Sin embargo, cuesta saber a qué momento histórico se refieren: si a los años sesenta, cuando el 73 % del alumnado era expulsado del sistema a los diez años y solo el 3 % alcanzaba la universidad; a los años setenta, cuando aún había 1,5 millones de menores sin escolarizar; a los años ochenta, con una escolarización infantil y postobligatoria inferior al 70 %; a los años noventa, con una tasa de idoneidad
    [4]
    del 58 %; o a los 2000, cuando uno de cada tres estudiantes abandonaba prematuramente los estudios.

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