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Libros
Daniela Rea Gómez

Fruto

  • Dessiré Figueroacompartió una citael año pasado
    Mientras la acaricio, le digo que siempre voy a estar aquí para ella. A veces cansada, a veces desesperada, a veces enojada, pero siempre aquí para ella. Para curarla, para escucharla, para acompañarla, para compartir, para ayudarla a tomar decisiones. No quiero enojarme. La miro y pienso en que sí puedo cuidarla
  • Natalia Beatrizcompartió una citael año pasado
    Soy la historia de mi madre y de su madre y de su madre. También soy la historia de mis hijas.

    Soy su fruto.
  • apavilajjscompartió una citahace 10 meses
    No todas somos madres, pero todas hemos cuidado y hemos sido cuidadas
  • Pao Gómez.compartió una citael año pasado
    ómo chingaos amas a alguien si tú no te amas? Y
  • Pao Gómez.compartió una citael año pasado
    Dejarnos mirar por nuestras hijas para resignificarnos: mi espalda cansada es una hoja en blanco sobre la que pueden escribir. Mis manos con lunares de piel maltratada (que le heredé a mi madre y a mi abuela) son claves de un mapa para Naira. Mi abdomen flácido es la almohada de Emilia. Mi cuerpo de las niñas es más hermoso que mi cuerpo mío.
  • Anai Villaseñorcompartió una citael año pasado
    Cuidar me modificó, me jodió.
  • Lizbeth Pcompartió una citahace 7 días
    prendí a ser mujer principalmente por la imagen de mi mamá: una mujer muy trabajadora, disciplinada, inteligente, buena administradora, creativa, religiosa, conversadora, alegre, cantadora, siempre guapa y cuidadosa de su familia. Cantaba siempre mientras hacía los quehaceres de la casa, cantaba para nosotros y para ella, con ella aprendimos a amar la música. Mi mamá siempre estaba presentable, bien arreglada, no se maquillaba, solamente se pintaba su boca. Mi mamá que repasaba con nosotros las lecciones escolares mientras planchaba. Una mamá entregada a su esposo y sus hijos, una mamá que pensaba primero en los demás, que sus hijos estuviéramos bien, que su esposo estuviera bien, que la casa estuviera bien, que la familia estuviera bien. Sabernos bien la hacía feliz.
    Y así me configuré, como mamá.
    Ahora yo me he preguntado hasta dónde me configuré como mujer. No lo sé. Yo no conocí a mi mamá como mujer hasta que crecí, en mi juventud. Antes conocí a la mamá-mamá, a la mamá-esposa. Hasta entonces no pensé en la diferencia de ser una mujer y ser una mamá.
    “Configurarse”, le escucho decir a mi madre. Como máquinas que se programan. Ser configurada, programada, tener un destino. Mi mamá fue parida y fue programada: nacerás y parirás hijas, las configurarás para que crezcan y paran hijas que paran hijas que paran hijas hasta el fin de los tiempos.
  • Mj Méndezcompartió una citahace 8 días
    Que nuestro trabajo sostiene emocional, social y económicamente a un Estado y, sin embargo, no es reconocido. E
  • Mj Méndezcompartió una citahace 8 días
    Entendí que el capital copta nuestros cuerpos, nuestros cuidados, nuestros sueños. Nuestras redes comunitarias. Las destruye y nos deja solas.
  • Mj Méndezcompartió una citahace 8 días
    En algo coincido con Badinter, que ese sentimiento, al menos, no nace al parir a una hija. En todo caso es una relación que tiene otras cosas antes que amor: sobrevivencia, dependencia, asombro, ternura, necesidad.
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