Guadalupe Loaeza

Primero las damas

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Cuando los historiadores del futuro quieran reconstruir la vida en México durante las últimas décadas del siglo XX y las primeras del XXI no podrán de acudir a las páginas de los libros de Loaeza. A través de sus crónicas, relatos, criticas, remembranzas, esta autora ha trazado un retrato certero y detallado de un sector específico de la población; un sector que, pese a los inconvenientes de vivir en un país subdesarrollado, usufructúa los privilegios del capitalismo rampante. Destaca, en este sentido, la capacidad de observación de la autora, quien va más allá de los estereotipos y los lugares comunes, para consignar las señas de identidad de una clase social que admira y critica al mismo tiempo. Todo ello, descrito, consignado, mostrado con gracia y vivacidad Irresistibles, pero también con un punzante sarcasmo que despierta e inquieta la conciencia desprevenida del lector.
Este libro no está disponible por el momento.
180 páginas impresas
Publicación original
2015
Año de publicación
2015
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Citas

  • negro sonda espacialcompartió una citahace 3 años
    MADAME PIPÍ
    Ándele, tómese sus Alka Seltzers, pa’que se le baje un poco. Allí en mi banco, a un lado de los lavabos, puede quedarse sentadita. Mientras se le pasa voy a lavar la taza del water. Porque luego como que se impregna de olor a vómito. ¿Ya ve qué le pasó por echarse sus copitas? No me lo tome a mal, pero luego que la vi entrar al baño, me dije: “Ay, Diosito, ¿qué le pasará a esta señora que viene tan pálida?”. Es que venía usted bien blanca. Con decirle que creí que se me iba a desmayar. ¿Ya vio?, ni tiempo le dio de cerrar la puerta del water. Gracias a Dios no había otras dientas. Porque, pues ya ve cómo son algunas de delicadas. Se espantan de cualquier cosa. Sobre todo las encopetadas, son las piores. Bueno, ni ruido hacen cuando hacen de la chis. Nomás cuando le jalan. Luego salen y dizque se lavan las manos, pero nomás se mojan la punta de sus deditos. Por eso ni ganas tengo de acercarles la toallita. Luego ni propina dejan esas viejas. Dónde que yo vivo de la pura propina. Por eso puse ese cartoncito: “Su propina es mi sueldo”. Bueno, ¿pasa usted a creer que encima de que no dejan nada, ni dan las gracias? Si yo me metí a cuidar baños es por pura necesidad. Fíjese, yo fui dieciocho años costurera en una boutique. Pero poco a poco fui perdiendo la vista. Ya llevo aquí tres años. ¿Cómo se siente? ¿Quiere que le vaya a buscar un Tehuacán? ¿De veras? Aquí lueguito está la cocina y se lo pido. Ah, pues el 18 de agosto cumplo tres años aquí. Los compañeros son buenas personas. No, yo no me quejo, lo que pasa es que a veces sí se me junta la chamba. Hay que limpiar todo el tiempo. Luego dejan las tazas bien sucias. No quiero ni decirle cuántas toallas sanitarias he tenido que sacar con mis propias manos. La empresa no paga cuando se tapan los baños, porque dice el patrón que es mi responsabilidad. Pero no me quejo, porque hay días en que no me va tan mal; sobre todo los viernes, sábados y días de quincena. Entre semana no hay mucha gente, pero pues la voy llevando. Donde se me va mucho dinero es en mis pasajes. Vivo hasta Ameyalco y como a veces salgo después de las dos, nada más de puros taxis gasto más de diez mil pesos diarios. También se me va mucho dinero en todo lo que tengo que comprar para el servicio: que los klines, que el frasco de hacer buches para las dientas tomadas. Ya ni le ofrecí, ¿verdad?, es que ya se me acabó. Fue con una que parecía fuera de sí de lo borracha que estaba. También tengo que comprar los Alka Seltzers, los chicles, los maquillajes, aparte del spray y los kotes, que cada vez suben más. Antes ponía perfumitos, pero ya no. Un día, hasta traje uno que me regalaron, chiquito, muy fino, pero se acabó enseguidita. Y cada vez que se ponían, nomás me dejaban cien pesos.

    Ahhhh

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