Ser madre nunca ha sido fácil. Los hijos casi siempre son inoportunos y llegan para desbaratar y poner patas arriba nuestra planificada vida personal y profesional. Convivir con una criatura así no es fácil, por mucho amor que se ponga. Además, tener hijos y cuidarlos con amor “colisiona” con el desarrollo personal y la autorrealización que exige nuestra sociedad enferma.
Nada prepara para ser madre, pero ser madre prepara para todo. Urge “maternizar” esta sociedad tan erosionada, y solo pueden hacerlo las mujeres. Pero para ello deben amarse a sí mismas, amar la vida y convertir la “culpa” de ser madre en el “orgullo” de serlo.