embajador explicó, aunque estaba seguro que Pétain se había hecho informar minuciosamente antes de concederle la cita, que México era un territorio de grandes dimensiones donde un país como Francia podía caber cuatro veces y que tenía nada más veinte millones de habitantes, de manera que podía recibir sin dificultad a ciento treinta mil refugiados, más o menos, según sus cálculos