Cuando Ángel vino al mundo su familia comprobó que no era un niño como
los demás. Cada uno de los días que pasaron desde entonces fueron la confirmación de que así era, pero de una forma muy distinta a como
habian imaginado.
La historia de Ángel es real, pero podría haber
sido imaginaria. Lo que la vida le regala es tanto como lo que él se lleva con ella, simpre en el nombre del amor. Su paraiso podría ser una
Sodoma y Gomorra del tesón, si allí dejaran dibujar sentimientos en las
cortezas de los árboles, pues con su instinto sin censuras convive un intenso deseo de contactar con los demás a corazón descubierto.