Boris Cyrulnik recoge ocho mecanismos que permiten recuperarse después de una conmoción:
la defensa-protección;
el equilibrio frente a las tensiones;
el compromiso-desafío, el hecho de negarse a desanimarse, de desafiar al sufrimiento;
la recuperación, el hecho de dejar de sufrir por un episodio doloroso y de volver a ser el sujeto activo de su propia vida;
la evaluación, es decir, tomar conciencia del trauma;
la significación-evaluación, o el sentido que se le da a la adversidad;
el positivismo;
la creación, es decir, el cambio de perspectiva, la construcción de algo nuevo y más fuerte.