Si deseamos comprender cómo somos y la manera como encaramos la vida, es imprescindible mirar al pasado y conectarnos con nuestras raíces históricas. Somos el producto de una larga historia, en donde confluyen múltiples corrientes culturales. Las que recogemos en este libro no son obviamente todas. Pero sí creemos que son las más importantes. Profundizar en ellas nos permite no sólo entendernos mejor, sino también retomar contacto con aspectos que marcaron nuestra historia y que pudieran sernos muy útiles para sortear el futuro que hoy encaramos. Siempre hemos reconocido que el ser occidental se ha nutrido de dos grandes tradiciones: por un lado, aquella que viene del mundo greco-romano, y por otro, la que recibimos del mundo judeo-cristiano. Lo que no siempre reconocemos es que esas dos tradiciones reciben una importante influencia del mundo cultural egipcio, que se desarrollara mucho antes. El papel de Egipto en los textos judíos, por tomar una de estas tradiciones, tiende a reducirse al período asociado con el trauma de la esclavitud. Como apreciará el lector, nosotros levantaremos una hipótesis alternativa y exploraremos la idea de que la tradición judeo-cristiana podría ser heredera de corrientes que nacen en el Egipto antiguo.