Un cuchillo es siempre un cuchillo, y el que no se sirve de ellos para cortar, no observa la diferencia que existe entre uno y otro; pero el que sabe que toda su vida depende, por decirlo así, del filo que tenga, comprende que es de primera necesidad que el instrumento esté bien afilado, y que no será útil en tanto que no corte lo que debe cortar