Libros
Gabriela Bejerman

El libro de escribir

“Gabriela invita a escribir, y escribe. En este libro de consignas no muestra «cómo se escribe” o «cómo escribió" sino que escribe, nos escribe, y escribimos con ella. Estas páginas invitan a la poesía, a la narrativa, al teatro, y pueden leerse también como un libro de poemas, de relatos, de piezas de un repertorio teatral. Nos proponen entrar en un juego, nos recuerdan que el juego es inseparable del aprendizaje, tanto de la construcción de la intimidad como de los vínculos con los otros. Uno juega a ser quien es, juega a ser otros, juega a ser un nosotros. Jugamos a hacernos y colocarnos un disfraz, nos disfrazamos incluso de nosotros mismos. El libro de escribir tiene algo de tejido, vital y antiguo, individual y colectivo como la actividad de tejer. Tiene algo de fiesta: vemos llegar los invitados; la escritura es la danza y también logra que nadie nos quite lo bailado. La expectativa: ¿qué va a pasar? Y mientras tanto está el disfrute de los preparativos, el espacio en que se crea el hechizo.

Gabriela es la mejor anfitriona de la fiesta de la escritura: da lo mejor de sí y sus invitados vemos también nacer nuestra versión más feliz. Su literatura siempre vuelve a una escena de relato de viaje, un viaje que es una secuencia de encuentros sorprendentes, de pruebas que pueden ser difíciles, de soluciones laboriosas o mágicas, de sucesos en clave de relato maravilloso. Gabriela nos hace ver que son nuestros propios recuerdos, sueños, deseos, los que están en el corazón de esas escenas encantadas. 'Que nada detenga tu viaje', nos dice en un momento, y nos entrega este libro, brújula y bitácora para acompañarnos en la travesía" (Eduardo Muslip).
149 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2021
Año de publicación
2021
Editorial
Rosa Iceberg
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Citas

  • Julieta Pinascocompartió una citael año pasado
    Pequeñas cosas que me encantan

    Hacé una lista de cositas que te alegren mucho y no dependan de nadie. No es algo que estés esperando que alguien haga por vos. Son cositas que apreciás y disfrutás. Íntimo, gratuito goce. Cositas tan chiquitas que ni siquiera merecerían llamarse cositas. Cositas como: el ruido que hace el hielo al entrar en contacto con el agua de un vaso. Cositas como lo que una alumna de un taller escribió una vez: tirar del hilo elástico roto de una bombacha (sabiendo que terminarás por arruinarla). Acciones, casualidades, pequeñísimas atenciones que te concedés. Dejar lo rosa de la merengada para el final. El ruido del tapón del mate. Remolino de final de bañadera. El momento de abrir las primeras ventanas y oler el día. Ponerte crema en las manos. Elegir una bombilla chatita, el sorbo justo. Pisar baldosas en verano. El olor de tu almohada. Un abrazo largo. El primer sorbo de soda, la presión sobre el gatillo del sifón. Encender tu sahumerio favorito. Encontrar vacío el asiento alto del colectivo, arriba de una rueda, y abrir la ventanilla. Oler ropa limpia. Sacarte el corpiño.
    Elegí tres cositas de tu lista y describilas con tanto corazón como puedas. Como si fueras alguien que habita sin límite ese goce, puro presente. Como si respiraras por primera vez. Como si te permitieras descubrir en total sonrisa la gracia vital que se juega en tu cosita.
  • Agustín Vallejocompartió una citahace 2 años
    Si no, podrías tener un cuaderno especial solo para escribir acerca de llorar. Podrías reconstruir los momentos recientes en que te visitó el llanto, si sos de esas personas, de las muy visitadas.
  • Agustín Vallejocompartió una citahace 2 años
    ¿Cuáles son las cosas que odiás de vos? Cuánto tuvo para escribir una chica preciosa sobre sus orejas, que yo nunca había notado. ¿En tu lista de defectos pondrías exageraciones de tu cuerpo? ¿Caprichos incorregibles? ¿Terquedades? Vale todo.

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