Política de la pertenencia

Si es difícilmente posible evitar el término por entero, es posible, sin embargo, darle alguna sustancia para que se convierta en algo más que el otro de la religión (como ocurre, por ejemplo, en las recientes exploraciones de Ranger).

djambe le ndjaw (la brujería de la casa) era el “verdadero” y con mucho el más peligroso.

Una solución parcial al dilema que acabamos de esbozar —necesitamos un término bastante abierto para denominar la dinámica subversiva de estas nociones, pero esto representa el riesgo de confirmar la omnipresencia de estas fuerzas— consistiría tal vez en tratar de introducir un término como brujería en algún tipo de núcleo sustantivo.

No obstante, el problema es que los maka —y otros pueblos de toda África— se han apropiado de estas nociones occidentales a una escala tal que es imposible ignorar esas traducciones actuales.

tendencia básica del parentesco puede consistir en esbozar a la familia como una comunidad más o menos cerrada, pero la brujería constituye la abertura secreta a través de la cual se extrae la fuerza vital de la comunidad haciéndola fluir hacia horizontes más amplios.

Pero detrás de este caos caleidoscópico e imaginario de la brujería emergen los cambiantes contornos de la distancia de intimidad como leitmotiv, que inspira una lucha constante por alcanzar un cierre pese a la creciente movilidad.

El eje constantemente cambiante de la distancia y la intimidad parece ser una línea roja en la dinámica metamorfosis de los imaginarios de la brujería.

En la década de 1980 la gente todavía podía decir que “la brujería no puede cruzar el océano”. Pero los ghaneanos de Sabar en Tel Aviv parecen aceptar ahora que “los rabinos ya no pueden cerrar el mar”.

la ciudad y la aldea se entrelazaron en intrigas brujeriles translocales.

Los últimos ejemplos que hemos dado, sobre todo, indican que la idea de la casa se extiende aún más: hasta las llamadas telefónicas desde larguísimas distancias pueden recrear la intimidad, que es al mismo tiempo sumamente valorada y temida.