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Alexandre Dumas

El hombre de la máscara de hierro

  • Carlos Khokhlovacompartió una citahace 6 años
    Dios ha hecho cuanto vemos, Raúl y también a nosotros, átomos de ese gran universo. Brillamos como aquellos faroles, como las estrellas: suspiramos como las olas, sufrimos como aquellas grandes naves que se consumen arando las aguas, obedientes al viento que las lleva hacia su puerto, como a nosotros el soplo de Dios nos empuja a nuestro fin. Todo ama y vive, Raúl, y todo cuanto vive es hermoso
  • C Parkcompartió una citael año pasado
    es, la voz más franca y ruda de la sinceridad, sois un mal rey, y mañana seréis un rey irresoluto; y a los reyes malos se les aborrece, y a los reyes irresolutos se les echa.
  • Jesus Castrejoncompartió una citahace 5 años
    El hombre inteligente nunca se aburre cuando ejercita el cuerpo, como el sano nunca deja de parecerle leve carga la vida si algo le cautiva el espíritu
  • anikaoboecompartió una citahace 5 años
    adversarios de su padre.

    —Nos quedamos aquí.

    —Ved que la orden es formal, señores.

    —Soy obispo de Vannes, señor de Biscarrat, y así como no arcabucean a un obispo, tampoco ahorcan a un noble
  • Néstor Daniel Plazacompartió una citahace 5 años
    Sonaban las siete de la tarde en el gran reloj de la Bastilla.
  • Carlos Khokhlovacompartió una citahace 6 años
    «señorita: en vez de maldeciros, os amo y muero»
  • Carlos Khokhlovacompartió una citahace 6 años
    Para gozar de la inefable dicha de repetiros que os amo cometo la cobardía de escribiros y en castigo de mi cobardía, muero.
  • Carlos Khokhlovacompartió una citahace 6 años
    Señorita: no sois culpable a mis ojos porque no me amáis, sino porque habéis consentido que yo creyera que me amabais; este error va a costarme la vida, y que si os lo perdono a vos, no me lo perdono a mí. Dicen que los amantes felices cierran los oídos a las quejas de los amantes desdeñados; pero como vos no me amabais, no pasará eso con vos, sino que me escucharéis con ansiedad. Estoy seguro que de haber insistido yo para con vos para trocar vuestras amistad en amor, hubierais cedido temerosa de acarrearme la muerte o de aminorar la estima en que os tenía; pero prefiero morir sabiendo que sois libre y dichosa. ¡Cuánto vais a amarme cuando ya no tengáis que temer mi mirada ni mis reproches! Me amaréis, sí, porque por muy encantador que os parezca un nuevo amor, Dios en nada me ha hecho inferior a aquel a quien habéis escogido, y porque mi devoción, mi sacrificio, mi doloroso fin, me aseguran a vuestros ojos una superioridad segura sobre él. En la sencilla credulidad de mi corazón, he dejado escapar el tesoro que en mis manos tuve; ni falta quien me diga que vos me amábais lo bastante para llegar con el tiempo a amarme mucho. En verdad, esto dulcifica mi amargura y hace que vea en mí mi único enemigo.

    Recibid este último adiós, y agradecedme el que me haya refugiado en el inviolable asilo donde todo odio se extingue, donde perdura el amor.

    Adiós, mi señorita, y estad segura de que si con mi sangre pudiese yo labrar vuestra dicha, os la daría hasta la última gota, puesto que la sacrifico a mi desgracia.
  • Carlos Khokhlovacompartió una citahace 6 años
    para el corazón verdaderamente enamorado, nada reemplaza el recuerdo y el pensamiento del objeto amado.
  • Carlos Khokhlovacompartió una citahace 6 años
    El sufrimiento en esta vida está en proporción de las fuerzas humanas.
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