Archivo agonía

Resulta irónico, sin duda, que la vida nos enseñe a morir bien y, en medida de lo posible, nos conduzca también a aprender a seguir viviendo tras los efectos de la muerte. Así es la vida.

Los cuadernos negros, que Edith llamaba «sombras»

Hay dos tipos de cuadernos: los amarillos y los negros. A cada cuaderno amarillo corresponde uno negro, que era, por decirlo de alguna manera, la bitácora o cuaderno de trabajo de la intervención en turno

Existen ochenta y seis cuadernos llenos de imágenes, fotos, recortes originales, escenas intervenidas, canarios terminados, canarios en proceso, fotocopias de ellos, bibliografía, notas.

«Captar una muerte cuando en efecto está ocurriendo y embalsamarla para siempre es algo que sólo pueden hacer las cámaras».

En los segundos que preceden a la muerte se abren preguntas enormes. ¿Qué tipo de circunstancia es la agonía? Estas escenas intentan contestar esa pregunta. Son, en verdad, centinelas.

Una compilación minuciosa y organizada, analítica, de la representación contemporánea de la agonía.

Suena como si te estuviera intentando vender una cubeta de escombros, pero ahí dentro hay luz.

Algo así como lo que hacen los arqueólogos y los antropólogos, cuando usan la página del lado derecho del cuaderno para tomar notas de campo, y las páginas del lado izquierdo para escribir notas sobre esas notas,

A cada cuaderno amarillo corresponde uno negro, que era, por decirlo de alguna manera, la bitácora o cuaderno de trabajo de la intervención en turno. En los cuadernos amarillos (como el que te mando ahora) habitan los canarios «terminados». En los negros se registra el proceso de su creación. Los cuadernos negros, que Edith llamaba «sombras», no eran una herramienta de planeación, sino un registro de los pasos que había seguido para crear un canario.