Los acordes del diablo

Un fatídico 20 de octubre de 1939, con la Segunda Guerra Mundial en pleno estallido, y en Varsovia, invadida por los alemanes, Abel, un joven lutier, decide regalar a Aleska, una estudiante de música y su gran amor, un violonchelo que había fabricado con sus propias manos. Pero lo que no sabía aquel artesano de instrumentos de cuerda era hasta qué punto aquel acto, mientras se escondían aterrados en un aula ante la llegada de unos soldados nazis, iba a cambiar las vidas de tres generaciones y de la suya propia, para siempre. Setenta años después, todo ha cambiado. Adriana es una joven violonchelista de ascendencia Polaca que acaba de terminar sus estudios de música. Tiene por delante un futuro brillante, pero en ella hay algo con lo que no puede vivir. Es como un dolor agudo en el estómago, que lo tiene desde que era una niña. Aquel dolor viene de la ansiedad que supone sentir siempre una condena. Su padre, un antiguo y brillante compositor de música clásica, pero ahora un alcohólico acabado, la ha responsabilizado siempre inconscientemente de la muerte de su madre. Aquella carga es imposible de soportar para Adriana que, tras la intromisión de él en su primera relación amorosa, estalla, arrojando el valioso violonchelo de su abuela por la ventana y declarándole una guerra interminable. A partir de entonces, lo deja todo para convertirse en una efímera estrella de rock. Allí, se introduce en un mundo muy distinto al que conoce, donde inicia un camino que la conducirá a la autodestrucción. Hasta que un día, harta de todo, intenta suicidarse sin éxito. Cuando está a punto de llegar a lo más hondo y habiendo fracasado como cantante, conoce a David, un joven y extraño artista que esconde un misterioso pasado. Juntos, y sin ser conscientes de ello, tendrán que buscar un sentido a sus vidas, donde la alienación y la tragedia es el punto de partida de esta novela sentimental, que conjuga, con un estilo de escritura muy personal, la música, la poesía y la pintura con la historia y la filosofía. Y donde el amor es siempre el combustible perfecto para encontrarse así mismo.