Ah, tendría que vivir nuevamente, día tras día, como una mujer indigna. ¡Cómo atreverme a un proceder tan audaz y deshonesto! Seré como cualquier cadáver abandonado en el camino, puesto que deberé callar, como una muda, aunque muestre toda mi vergüenza por el ultraje padecido. De llegar a eso, no acabaría de morir ni después de muerta.