Si López Obrador y la izquierda hubieran decidido jugar un papel constructivo durante mi gobierno, mucho habríamos podido hacer para enfrentar los más poderosos intereses económicos, políticos y criminales que frenan el desarrollo pleno del país. Me quedó claro entonces, como ahora, que ese grupo político, hoy aglutinado en Morena, prefiere pactar con el viejo PRI, que ayudar a México. Esa mezquindad de entonces conlleva una responsabilidad histórica.