En la escena del rock de finales de los sesenta, el movimiento fan de las grupis cobraba popularidad entre los músicos, entre los periodistas y entre ellas mismas. Además, representaban todos los cambios ideológicos y sociales que se estaban produciendo: eran mujeres jóvenes y adolescentes, pertenecían a unas escenas musicales y contraculturales criticadas por sectores conservadores y su sexualidad era el elemento diferenciador con las otras fans