Ciudad feminista

EL DESORDEN DE LAS MUJERES

no me queda sino concluir que aquí es el género la diferencia que importa.

Seguimos sin conocer el verdadero alcance de la violencia de género, en parte porque nuestras instituciones parecen estar muy comprometidas con minimizarla.

Lo que sí está claro es que lo que sea que propongamos deberá tener en cuenta tanto lo espacial como lo social, tanto lo público como lo privado, y deberá, por sobre todas las cosas, partir de una perspectiva interseccional.

Los estudios sobre el miedo al crimen les preguntan a las personas a quién le temen, y la respuesta de las mujeres es siempre la misma: a los hombres. Pero es prácticamente imposible evitar a los hombres como grupo, de modo que el miedo a los hombres asume una lógica geográfica: evitamos lugares en vez de personas.

La historia es clara: no hay cambio social sin algún tipo de protesta, y, en efecto, la mayoría de las mejoras en las vidas urbanas de las mujeres se deben al activismo militante. No todas las mujeres participan; de hecho, la mayoría nunca lo hará. Pero el activismo ha influido en la vida de todas.

espacios de protesta pueden reproducir, y de hecho lo hacen, sistemas de privilegio y de opresión, e incluso prácticas violentas.

Nada de lo que tenemos nos ha llegado sin luchar; nada de lo que podamos llegar a tener nos será dado si no damos pelea.

Al menos en Occidente, los espacios de compras se contaron entre los primeros espacios públicos que las mujeres tuvieron permitido ocupar.

menos en Occidente, los espacios de compras se contaron entre los primeros espacios públicos que las mujeres tuvieron permitido ocupar.