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Libros
Sylvia Plath

Las hijas de Blossom Street (ebook

  • Ivana Melgozacompartió una citahace 4 años
    Los ojos de la señorita Emily se deslizan a la pila de flores. Algo parpadea. Tengo la sensación de estar viendo dos velas al final de un largo pasillo, dos llamitas que soplan y se recuperan en un viento oscuro.
  • Aura Pérez Estradacompartió una citahace 4 años
    una Diosa del destino, atrapada en una borrasca que hubiera creado ella misma.
  • Mel Jcompartió una citahace 5 años
    Todo cuelga inmóvil, más pesado que la colada mojada en un sótano
  • Malena Tejedacompartió una citael año pasado
    Es una auténtica mina de información, porque tiene que ir de un lado a otro,
  • R Güemescompartió una citahace 2 años
    En estos escritos se aprecia la temprana preocupación de Plath por los problemas derivados de las enfermedades mentales
  • R Güemescompartió una citahace 2 años
    Qué criatura tan destructiva y cruel es el hombre! ¡Qué enorme variedad de plantas y seres vivos aniquila para conservar su propia existencia!»
  • Yar Cruzcompartió una citahace 2 años
    «¡Qué criatura tan destructiva y cruel es el hombre! ¡Qué enorme variedad de plantas y seres vivos aniquila para conservar su propia existencia!»,
  • Nat Cabildocompartió una citahace 4 años
    Cora vive con su madre, y, oyéndola hablar, pensarías que es una adolescente inmadura. Una noche invitó a su casa a tres chicas de Neurología, a jugar al bridge y a cenar, y metió el puchero en el horno con las tartaletas de mora congeladas, y una hora más tarde se extrañó de que no estuvieran calientes, cuando en todo ese tiempo ni se le había ocurrido encender el horno. Cuando coge vacaciones, Cora se limita a ir en autobús al lago Louise o de crucero a las Bahamas, para conocer al Príncipe Azul, pero sólo conoce chicas de Tumores o de la Unidad de Amputados, y todas y cada una de ellas tienen exactamente la misma misión
  • Nat Cabildocompartió una citahace 4 años
    Dotty es irlandesa; más o menos baja y un poco gordita, pero se viste de forma que la favorece: siempre algo azul, azul celeste para que le haga juego con los ojos, y unos jerséis negros ceñidos que cose ella misma con patrones de Vogue, y zapatos altos con esos tacones finos de acero.
  • Alejandra Guerrerocompartió una citahace 4 años
    Los ojos de la señorita Emily se deslizan a la pila de flores. Algo parpadea. Tengo la sensación de estar viendo dos velas al final de un largo pasillo, dos llamitas que soplan y se recuperan en un viento oscuro. Al otro lado de la ventana, el cielo está más negro que una sartén de hierro fundido
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