Primera conciencia o golpe certero ante el paso del tiempo y la mortandad de la vida. Mirada hacia atrás, contemplando lo recorrido como base fundamental para pisar firme lo que va quedando del camino. Se afianza lo social en su poesía, se confirma el poeta comprometido con las justas causas. Descubre sus propios poemas como las precisas armas con las que convertir esa colección inagotable de injusticias cada día.
Villanueva se reafirma camino a sus treinta y tres, en esa motivación y sentido para su vida, con la conciencia alta y clara. Querrá desde sus versos despertar conciencia de lo que sucede crudamente a los que permanecen a su lado, en las ciudades mismas, dormidos, obtusos, ignorantes, y por tanto, según él, culpables.
También hay tiempo para dedicar versos a ciudades y rostros a los que viaja el poeta para quedarse infinitamente instalado en un poema o dos, en Berlín o Budapest, para concluir camino a otros treinta y tres posibles desde su nuevamente recuperada Valencia.
