Yucatán parece capaz de cualquier sincretismo; hasta los conquistadores se transfiguraron en deidades: los cuatro bacabs que recorren el cielo a caballo, blandiendo espadas centellantes. Cuando el primer queso de bola cayó de las manos de un pirata y rodó hasta llegar a una mestiza, surgió el queso relleno. Según me dijo Ruz Menéndez, la nao de China trajo a México un chile de Java que fue escupido por bocas de diversas latitudes hasta llegar a Yucatán, el único sitio donde lo calcinante podía ser un aderezo, y entró ahí con el pasaporte falso que conserva hasta la fecha: chile habanero