Se analiza aquí el tránsito de la economía mexicana, que pasó de ser agraria y rural para convertirse en industrial y urbana.
Los autores estudian las características del proceso de industrialización, tratando de poner en evidencia las claves que expliquen por qué, a pesar del crecimiento acelerado y la relativa modernización, el país no logra salir del atraso.
El análisis está apoyado en abundante información estadística y va del porfiriato hasta el arranque del llamado desarrollo estabilizador, pasando por el periodo revolucionario, la reconstrucción de los años veinte, la crisis mundial de 1929–33, el cardenismo, la segunda guerra mundial y la posguerra con la paradójica modernidad industrial que esas décadas trajeron al país.