Libros
Charles Dickens

La Navidad cuando dejamos de ser niños

Navidad: la ocasión para no cerrar las puertas a nadie, ni siquiera a los que se han ido… El más dickensiano de los temas en cinco cuentos inéditos hasta hoy en español.
Breve colección de relatos navideños de Charles Dickens, rescatados de los números navideños de la revista que dirigió, Household Words, que todos los años por esas fechas y desde 1850 sacaba un especial para las fiestas. Algunos son un breve canto a la Navidad vivida como el gran momento de la hospitalidad, la ocasión para no cerrar las puertas a nadie, ni siquiera a los ausentes. Otros son relatos en los que se representa a distintos personajes alrededor del fuego contando historias en Nochebuena.
Grandes relatos, pequeñas joyas, todas ellas del mejor Dickens y su “espíritu navideño”.
54 páginas impresas
Publicación original
2012
Año de publicación
2012
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Citas

  • Javier Roblescompartió una citahace 3 años
    Patrón –respondió su interlocutor, moviendo la cabeza–, he empezado a entender que la mayor parte de las calamidades son culpa nuestra, como la peste, y que ninguna se detendrá en nuestra humilde puerta hasta que no nos unamos con esa importante familia que anda siempre a la greña, a fin de hacer las cosas que son justas. No podemos vivir de una forma más decente y saludable si nuestros dirigentes no nos proporcionan los medios. No podemos aprender si no nos enseñan; no podemos divertirnos racionalmente si no nos entretienen; no podemos tener más que nuestros propios dioses falsos mientras ellos llenen con los suyos todos los lugares públicos. Las consecuencias funestas de una enseñanza deficiente, las consecuencias funestas de un abandono pernicioso, las consecuencias funestas de una restricción contra natura y de una negación de los placeres que humanizan a la gente serán culpa nuestra, y ninguna de ellas se contentará con nosotros. Se extenderán por todas partes. Siempre lo hacen; siempre lo han hecho, como la peste
  • Javier Roblescompartió una citahace 3 años
    Pero una vez más, mientras se abría camino entre las ramas, el viajero perdió a su amigo. Lo llamó una y otra vez, pero no obtuvo respuesta y, cuando salió del bosque y contempló cómo un sol apacible descendía en la luz purpúrea del crepúsculo, encontró a un anciano sentado sobre un tronco caído. Y le preguntó:

    –¿Qué hace aquí?

    Y el anciano dijo, sonriendo plácidamente:

    –Siempre estoy sumido en mis recuerdos. ¡Ven y recuerda conmigo!

    Así que el viajero se sentó al lado del anciano, frente al sereno anochecer; y todos sus amigos regresaron en silencio y se acercaron a él. El hermoso niño, el hermoso muchacho, el joven enamorado, el padre, la madre y los hijos: todos estaban allí, y él no había perdido nada. Y los quería a todos, y se mostró amable y paciente con ellos, y disfrutó contemplándolos; y todos le respetaron y amaron. Y pienso que el viajero debes ser tú, querido abuelo, porque eso es lo que haces con nosotros y lo que nosotros hacemos contigo
  • Javier Roblescompartió una citahace 3 años
    Y el joven dijo:

    –Yo siempre me enamoro. Ven y ama conmigo

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