Alexandra Marinina

El Sueño Robado

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Publicada en Rusia en 1995 y en España en 2000, la segunda de la saga Kaménskaya.

Una corta sinopsis de la novela sería aquella en la que se hable de las fantasías de Vica: alguien le roba sus sueños y luego los cuenta por la radio. Vica es una hermosa secretaria de una gran empresa privada de Moscú, cuyo trabajo nada tiene que ver con las labores de secretariado: servir café y licores a los socios extranjeros cuando visitan la ciudad y, si la situación lo requiere, presta otros servicios aún más alejados de su trabajo. Ella, por su cuenta, busca en sus ratos libres otros compañeros con los que compartir alcohol y sueños. Nadie se asombra cuando Vica aparece estrangulada y torturada a muchos kilómetros de Moscú. La policía entonces, empujada por la mafia, asegura que se trata de un caso más del alarmante alcoholismo que se extiende por toda Rusia. Pero Anastasia Kaménskaya se hace con la investigación del caso. Los sueños no es sólo lo que le robaban a Vica.

Historia de mafia, corrupción y engaños editoriales con raíces en el mundo soviético, cuando la corrupción no tenía freno y todo el mundo lo aceptaba en bien de la «Patria Grande». Con la Perestroika todo ese mundo construido sobre la falsedad -y la primera falsedad es que nos decían que era un mundo comunista- se hunde disparándose la corrupción hasta límites insospechados.
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497 páginas impresas
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Opiniones

  • Monique Hasselmanncompartió su opiniónhace 7 años
    🎯Justo en el blanco

    Muy bueno.

Citas

  • Monique Hasselmanncompartió una citahace 7 años
    Según la segunda, de veras era una enferma mental y fue víctima de un cabrito que se le cruzó en el camino. Todavía no hemos empezado a trabajar con la primera y sí hemos avanzado mucho en la verificación de la segunda, pero, por desgracia, no hemos obtenido resultados. No se ha podido detectar rastro alguno de los movimientos de la víctima en los días que separan su desaparición del hallazgo del cadáver.
    – ¿Y cuál es, a su modo de ver, mi tarea? -preguntó Kaménskaya.
    – Quiero que busques algún otro modo de trabajar con la segunda hipótesis. Quiero que pienses dónde y cómo podemos detectar alguna huella de la presencia de Yeriómina partiendo del supuesto de que, en efecto, estaba afectada por una psicosis aguda. Habla con los especialistas, consulta a los psiquiatras, averigua qué comportamiento tiene el enfermo en ese estado, intenta imaginar adonde y para qué pudo haber ido la chica.
    – ¿Y la primera hipótesis? ¿La de los tejemanejes de la empresa?
    – Anastasia, ¡eres de lo que no hay, lo juro! -dijo Olshanski agitando las manos-.
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