En primer lugar, está el propio artista y su vida; no solo su vida artística, sino su vida como ser humano que come, duerme, hace el amor, participa de la sociedad y, además, trabaja. Su trabajo consiste en hacer arte. En segundo lugar, están las obras de arte propiamente dichas, su presencia física, su materialidad, los materiales empleados y las técnicas que devienen una parte inherente de ellas, su existencia entre nosotros como parte de nuestra vida cotidiana, su existencia como objetos comunes.