Christine Cross

Un lord acomodado

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Las historias de la familia Marston continúan, de mano de Christine Cross, en esta segunda entrega de la serie.
Un marqués indolente.Un secreto de nacimiento.Una aventura peligrosa que despertará un amor apasionado en la Inglaterra de la Regencia.
Él no sabía que su vida no tenía sentido, hasta que llegó ella para removerlo todo y conquistar su corazón.
James, Marqués de Blackbourne, es el mayor de los trillizos Marston y el heredero del ducado de Westmount. Ajeno a los intentos y amenazas de su padre por casarlo, se dedica a vivir una vida acomodada y sin sobresaltos entre caballos, cartas, bebida y mujeres.
Nadie en su familia le echa en cara su modo de vida mientras cumpla con sus responsabilidades, nadie excepto su atractiva prima Lady Victoria Cavendish que lo acusa de malgastar su vida, convirtiéndose así en una espina para su conciencia.
Lady Victoria siempre ha estado enamorada en secreto de James. Hija única, huérfana de madre a temprana edad y criada en un ambiente de lujo, Victoria ha sido mimada en exceso por su padre. El conde siempre la ha protegido de todo, especialmente del terrible secreto de su nacimiento.
Cuando en un baile de máscaras un hombre enmascarado le entrega una carta en la que le revela el secreto de su bajo origen y amenaza con hacerlo público ante la alta sociedad si no cumple con sus exigencias, Victoria pierde toda esperanza de conseguir el amor de James, pero será precisamente esta aventura juntos lo que hará que James vea a Victoria tal como es, una hermosa mujer digna de ser amada.
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327 páginas impresas
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Citas

  • Elena Herpercompartió una citahace 2 años
    —Son mayores y no necesitan nuestro consentimiento, por más que nos duela reconocerlo. Supongo que ya no… nos necesitan.

    —Por supuesto que te necesitan, Eloise —le aseguró—. No importa cuánto tiempo pase ni cuánto envejezca, un hijo siempre necesitará a su madre.
  • Elena Herpercompartió una citahace 2 años
    —Y tú, ¿eres feliz?

    Ella se volvió a mirarlo con una sonrisa bailando en sus labios.

    —¿Cómo no voy a serlo contigo a mi lado? —Apoyó una mano sobre su pecho y notó el rítmico latido de su corazón—. Te he esperado toda mi vida, James, y ahora estás aquí, conmigo, y me parece un sueño.

    Él depositó un suave beso sobre su cabello caldeado por el sol.

    —Es real, Vic, y este es el lugar que te corresponde, entre mis brazos, junto a mi corazón.

    —¿Y qué harás cuando seas viejo y ya no puedas llevarme en brazos? —le preguntó burlona.

    —Oh, no tengo intención de envejecer en mucho, mucho tiempo —replicó con una sonrisa—. Soy un ángel, ¿no lo recuerdas?

    —¿Y me querrás entonces, cuando yo haya envejecido?

    James tomó su barbilla y le alzó el rostro mientras la miraba con seriedad.

    —Te amaré siempre, Victoria. El día que deje de amarte será porque mi corazón ha dejado de latir, y aun así, seguiré amándote desde la eternidad.
  • Elena Herpercompartió una citahace 2 años
    —¿Tengo que sentirme celosa?

    Él dejó escapar un suspiro teatral.

    —¿Qué puedo hacer si las damas me adoran?

    —No eres un ángel, James Marston, eres un demonio.

    —Y tú eres mi tentación perfecta —le susurró al oído.
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