Libros
Margaret Atwood

Blancos móviles

Si Margaret Atwood cautiva al mundo con sus novelas, como ensayista sorprende aún más. Los textos de este libro son entusiastas, polifacéticos y eruditos. Aquí Atwood habla de su generación, de Toni Morrison, Gabriel García Márquez, Ursula Le Guin e Italo Calvino. Piensa lúcidamente en literatura y política. Reflexiona en torno a los momentos históricos que le tocó vivir, de sus viajes, su formación como escritora y, sobre todo, de sus lecturas e influencias. ¿Qué libro leyó, cúando y dónde, mientras escribía El cuento de la criada? Esta es una autobiografía atravesada por los libros, un tesoro de una de las escritoras más importantes de nuestros tiempos.
571 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2022
Año de publicación
2022
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Opiniones

  • Ana Saenzcompartió su opiniónhace 2 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    💡He aprendido mucho
    🚀Adictivo
    🐼Adorable

    Una selección muy buena de los textos de Margaret sobre otras autoras y autores. Un magnífico recorrido por la literatura canadiense y más.

Citas

  • Ana Saenzcompartió una citahace 2 años
    Blancos móviles es un registro de la vida de Atwood como lectora, no solo nos muestra cuáles escritores han sido importantes para ella, sino también sus hábitos de lectura. Atwood es una lectora voraz, apasionada, inmersiva. Al reseñar un libro, casi siempre parece tener la totalidad de la obra del autor bajo su dominio; su erudición no se alimenta solo de trabajo pesado, sino también de su amor por la literatura.
  • Eliuth Bransoncompartió una citahace 2 años
    La esclavitud también nos es presentada como un paradigma de cómo se comporta la mayoría de la gente cuando recibe poder absoluto sobre otras personas. El primer efecto, por supuesto, es que comienzan a creer en su propia superioridad y justifican sus acciones basadas en esta.
  • Ramiro Beltrancompartió una citaanteayer
    parecer, El cuento de la criada es ficción especulativa, no ciencia ficción; de manera específica, considero que es un ejemplo de la forma negativa de la literatura utópica que ha llegado a ser conocida como distopía.
    Se suele pensar que una utopía es una sociedad ficticia perfecta, pero de hecho la palabra no significa “sociedad perfecta”. Significa “no (hay tal) lugar”38 y fue utilizada en el siglo XVI por Sir Thomas More como el título sarcástico de su propio discurso ficticio sobre el gobierno. Quizás quería indicar que, aunque su Utopía tenía más sentido racional que la Inglaterra de su época, era poco probable que se encontrara en algún lugar que no fuera un libro.
    Tanto las utopías como las distopías se ocupan del diseño de sociedades: buenas sociedades en el caso de las primeras; malas, en el caso de las segundas. El escritor encuentra un placer parecido al que teníamos construyendo ciudades de arena o junglas de plastilina para dinosaurios o dibujando guardarropas enteros para muñecas de papel en nuestra niñez. Sin embargo, en una utopía tienes la oportunidad de planificar todo (las ciudades, el sistema jurídico, las costumbres, incluso aspectos del lenguaje). El mal diseño de las distopías es el buen diseño de las utopías en reverso; esto quiere decir que se supone que los lectores deduciremos lo que es una buena sociedad al observar, en detalle, lo que no es.
    Como forma, la utopía-distopía tiende a ser producida solo por culturas basadas en el monoteísmo (o, como el sistema de Platón, en una idea única del bien), las cuales también postulan una línea temporal única y orientada hacia un objetivo. Las culturas basadas en el politeísmo y el tiempo cíclico no parecen producirlas. ¿Por qué intentar mejorar la sociedad o inclusive visualizar una mejor sociedad, cuando sabes que todo va a dar la vuelta de nuevo, como la ropa en la lavadora? ¿Y cómo puedes definir una sociedad “buena” en oposición a una “mala”, si consideras que el bien y el mal

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