León El Africano

Para los familiares de Hasan, aristócratas de renombre en Granada; el mayor problema esta en los sometimientos, el religioso, el de la identidad, la conversión al cristianismo, el bautismo. Después de la derrota, de la toma de Granada, de la humillación, los granadinos emprenden un exilio, hégira inacabable para Hasan, el ciudadano de Roma, el comerciante en Tombuctú, el mercader de África, el hombre del mundo mediterráneo. Sometidos a los azares de su destino, vulnerados, exiliados; los familiares de Hasan y los desterrados, se unen a sus recuerdos y sus tierras arrebatadas por el imperio cristiano; por medio de vistosas historias, misteriosos objetos y recuerdos que los vinculan en aquella época en donde vislumbran su futuro, inmediato o no. Sueñan con regresar a Granada a los territorios de Andalucía, es pues el sentido de su vida, se negaban a bajar la cabeza y la mirada, pero se resignaban al exilio. No se les enseñaba a mirar la derrota de frente (porque el Altísimo sabe lo que hace o lo quiere), nadie les explicaba que para levantarse, no encontraban algún motivo que los convenciera para hacerlo, tendrían que admitir primero que se estaba caído. Fascinante perspectiva que presenta Maalouf de la cultura musulmana, cultura que desconocía en lo más absoluto, pincelada de una concepción distinta del mundo, emblemáticos preceptos de valores, polémicos, contradictorios y debatibles como el del honor y el orgullo. Los musulmanes, por amor a Andalucía, a Granada a la tierra donde crecieron y vieron crecer a los suyos, es el mismo amor que los ata a esta tierra, los envuelve en una encrucijada y en constantes dilemas, recibir el bautismo y vivir en la infidelidad, o vivir el humillante exilio. Les es inconcebible convertirse y convivir con el invasor y les lastima, les insulta el exilio, dejar a pedazos su vida.