Muerte y alteridad

hay que estar cubierto de heridas para ser para el otro

ningún hombre muere mientras lo aman,

una vez llegado a esta meta me doy cuenta de que todo lo que hice fue en vano. Me mofé del tiempo, y ahora se me agota

l gravoso peso del pasado inmoviliza el alma. La «fidelidad» al pasado la «petrifica».69 Con ello se vuelve incapaz de transformarse: «Vuelve a asombrarte, no reconozcas ya nada, desacostúmbrate del pasado:

Voy a destruirme hasta que esté entero

Algunas cosas sería mejor que no existieran, pero lo único que no debería existir nunca es un vencedor.

Para que un solo individuo siguiera viviendo se exigieron infinidad de muertes

Únicamente la «seriedad», la «agobiante carga» del «para el otro» eleva la existencia por encima de la muerte y la finitud. En la «obsesión por el otro» mi muerte, mi ser, pierden su relevancia. La muerte, la finitud del ser palidecen en la «gloria de lo infinito».

El verdadero final del duelo solo se habrá alcanzado cuando se deje de desear. Con el fin del deseo se corresponde la serenidad, que significa alegría radiante y sosiego.

angustia por la muerte no sería otra cosa que la tristeza que sentimos ante una obra inacabada. Sería la aflicción por dejar un mundo que no hemos podido transformar.