Un joven de apenas 18 años entra a altas horas de la madrugada en la insignificante comisaría de Getaria. Su mirada parece perdida. De su mano derecha cuelga una vieja bolsa con algo dentro y dirigiéndose al oficial de guardia anuncia que ha machacado la cabeza de un tipo en el embarcadero. Diez años atrás, junto al faro de la isla, el padre de este joven enterró, bajo una flor que solo podría encontrarse al otro lado del mundo, lo que podría ser la clave para la resolución del crimen. Julián, recién terminada la carrera de psicología acaba de ser contratado como colaborador de la policía local. Lo que se prometían mediaciones en riñas entre vecinos, se ha convertido en un brutal asesinato. Además, la primera exploración del presunto homicida se convierte en un galimatías de extraños y crípticos razonamientos. Julián, desconcertado ante un joven que parece brillante, sólo logra extraer la conclusión de que se enfrenta a una mente tan lúcida como intuitiva. En esta primera entrega, Julián deberá moverse entre las agrias y desconfiadas gentes de un pueblo perdido en la costa más remota del cantábrico mientras intenta descifrar los engañosos pensamientos de lo que en apariencia parece un encantador homicida.
