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Francesc Sáinz Bermejo

Winnicott y la perspectiva relacional en psicoanálisis

Winnicott fue un célebre pediatra, psiquiatra y psicoanalista inglés, que contribuyó de forma decisiva, junto a Ferenczi y otros, al progreso del psicoanálisis después de Freud. Dotado de una inmensa capacidad creativa, y siempre a partir de su experiencia clínica, Winnicott conceptualizó sobre la creatividad y las experiencias transicionales, el falso self en relación al verdadero, la unidad psicosomática y, especialmente, la interacción del niño con sus cuidadores adultos. Según Sáinz, fue uno de los pioneros del hoy llamado psicoanálisis relacional, al que prefiere referirse como «la perspectiva relacional en el psicoanálisis».

El autor nos ofrece en este libro una elaboración propia de las aportaciones teóricas de Winnicott y sus aplicaciones en la psicoterapia. Nos habla del papel que tiene el psicoanálisis (en su acepción relacional) para devolver la vida a la persona que ya no se habita a sí misma, de cómo se puede reparar el narcisismo primario dañado, para vivir las emociones y crecer con ellas, recuperando así la estima de la propia genuinidad subjetiva.

Este libro intenta acercar al lector a Winnicott como psicoanalista intersubjetivo, cuyas aportaciones pueden ser de máxima actualidad en diversas esferas del saber, por lo que será de gran utilidad para psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales y todas aquellas personas interesadas en los procesos mentales, relacionales y artísticos.
323 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2017
Año de publicación
2017
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Citas

  • Bianca Beltráncompartió una citael año pasado
    El enfoque intersubjetivo «entiende el psicoanálisis como el intento dialógico de dos personas que se unen para comprender la organización de la experiencia emocional de una de ellas a través de otorgarle sentido conjuntamente a su experiencia configurada intersubjetivamente» (Orange, 1995).
  • Bianca Beltráncompartió una citael año pasado
    También considera que el cerebro humano está programado para comunicar estados mentales y para aprender por imitación rituales de conducta expresiva y acciones prácticas. En los últimos años las pruebas de resonancia magnética funcional han demostrado que cuando un bebé de dos meses ve el rostro de otra persona que puede ser un comunicador, se activan en él ciertas áreas de la corteza que se corresponden con aquellas partes que, cuando sea un adulto, conocerán los rostros de otras personas, serán responsables de sus expresiones de comunicación vocal, gestual y facial y serán capaces de responder con el gesto y con el lenguaje articulado
  • Bianca Beltráncompartió una citael año pasado
    Mitchell destaca que la interpersonalidad ha abarcado muchas áreas del conocimiento actual, y no solo del psicoanálisis: «La mente ya no puede definirse como un fenómeno en sí mismo y aislado, por lo que la entendemos como un “modelo de transacciones y estructuras internas” derivadas de un campo interactivo e interpersonal» (p.

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