Anatomía de un crimen. Felipe el Hermoso murió en muy, muy, pero que muy extrañas circunstancias. Lo del vaso de agua helada con que nos educaron las abuelas (“no bebas agua fría, que te va a pasar lo que a Felipe el Hermoso”) suena a leyenda urbana. Lo más probable es que se lo cargaran. Que le dieran matarile. Que le envenenaran. En este libro vas a saber por qué era tan molesto y quiénes vieron que quitárselo de en medio podía ser un buen negocio. Isabel la Católica dejó Castilla patas arriba. A sus herederos más prometedores les dio por irse muriendo uno detrás de otro. Hasta que la Corona llegó a Juana la Loca. Y ahí empieza el lío. Los nobles se la tenían jurada a sus Católicas Majestades. Muerta Isabel, Fernando tuvo que lidiar con ellos. No era nada fácil. Los nobles vieron que Felipe podía ser un buen candidato frente a Fernando, el suegro. Pretendían convertirle en un rey manejable. Algo que nunca lograron con Isabel y Fernando. Así comienza una guerra sin cuartel entre Felipe y su suegro, con Juana como rehén, un montón de mentiras, traiciones, promesas rotas, conspiraciones, ofertas que no se podían rechazar, amenazas, incidentes que parecían accidentes, difamaciones, crímenes, sospechas, gestos épicos, matrimonios extraños, juego sucio y todo lo que Maquiavelo soñó al escribir su famoso libro.
