Estamos en Londres, en el siglo XIV. Margaret de Ashbury, esposa de un rico comerciante de la ciudad, oye una noche una voz que le ordena escribir sus memorias. Abrumada por lo insolito de la petición (la escritura no era algo que debieran hacer las mujeres) lo comenta con su marido, quien decide contratar a un amanuense para que copie lo que Margaret le dicta ya que ella misma no sabe escribir. Tras numerosas negativas y burlas por parte de diversos amanuenses que se niegan a escribir lo que una mujer les diga, consigue contratar a fray Gregorio, jóven cérigo largo tiempo dedicado a la contemplación y la búsqueda de alguna revelación divina. Así, empieza a desplegarse ante nuestros ojos, capítulo a capítulo, a medida que Margaret ordena y dicta sus recuerdos, toda la historia de su vida, desde que tenía seis o siete años y su padre se casó por segunda vez tras la muerte de su primera esposa. A partir de ahí, una sucesión de acontecimientos: unos tiernos y divertidos; otros, trágicos y dolorosos. La boda con su primer marido, hombre terrible, malvado, egoísta y cruel; sus inicios como comadrona y su extraño poder curativo… hasta encontrar a su actual marido y recomenzar una vida de alegría y felicidad que, sin embargo, no puede durar eternamente.
