¿debo acaso argumentar que es injusto convertir a los hombres en animales, robarles la libertad, obligarles a trabajar sin salario, mantenerlos ignorantes de los lazos que les unen a los demás hombres, golpearles con palos, azotarlos con el látigo, cargar sus miembros con cadenas, perseguirlos con perros, venderlos en pública subasta, separarlos de su familia, arrancarles los dientes, causarles quemaduras, hacerles pasar hambre para que obedezcan y se sometan a sus amos? ¿Debo acaso argumentar que un sistema así, tan manchado de sangre, tan indigno, es injusto? No, no lo haré.