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Libros
Juan Cárdenas

Peregrino transparente

Henry Price, pintor inglés al servicio de la Comisión Corográfica, una expedición científica que recorre Colombia en 1850, va siguiendo el rastro de un misterioso y hábil artista local de cuya identidad apenas hay indicios y habladurías populares. Lo que empieza siendo un mero interés profesional –un artista fascinado por otro— acaba convirtiéndose en una obsesión, en una aventura filosófica y en un camino de aprendizaje para el pintor extranjero, que, en el curso de la expedición, acabará sumido en la vorágine política de la joven república.
Ésta es la premisa que echa a rodar Peregrino transparente, una novela imponente e hipnótica en la que vemos desfilar, proyectados en el telón del siglo XIX, todos los fantasmas del mundo contemporáneo: la geopolítica de las mercancías, el racismo como táctica de dominación global, las representaciones coloniales del trópico, la destrucción de la naturaleza a manos de un capitalismo irracional, pero también las utopías y la imaginación de posibles futuros para la especie humana.
Peregrino transparente, escrita con el pulso y la ambición de grandes clásicos como Zama, Moby Dick o El gran sertón, es una obra de singular virtuosismo –sólo al alcance de una voz en su punto exacto de maduración— capaz de mezclar géneros tan dispares como el ensayo artístico, la poesía, el wéstern o la literatura de aventuras.
237 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2023
Año de publicación
2023
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Citas

  • Mónica Ramírezcompartió una citael año pasado
    Como sucede con muchos libros latinoamericanos de la época, en la Peregrinación se mezclan la novela de aventuras, el cuaderno de apuntes sociológicos, el inventario de prodigios naturales, la etnografía a mano alzada o el acopio de tradiciones y rumores populares
  • Cristian David Hernandez Chavescompartió una citael año pasado
    En Colombia no hay estaciones, pero eso no debería autorizar a nadie a establecer el estúpido contraste entre el clima «ordenado» de las regiones civilizadas y el supuesto caos de los trópicos. Aunque sea por pura prudencia, nadie debería estar en posición de hacer una apología del desfile militar de las estaciones versus el carnaval de los climas ecuatoriales. En los trópicos hay un orden, sin duda, estaciones secas y estaciones húmedas, pero también hay un principio de lo irregular y lo asimétrico.
  • Cristian David Hernandez Chavescompartió una citael año pasado
    En 1850 Colombia era un lugar de gran agitación política, pero estaba lejos de ser el reino del horror en que se convertiría tiempo después. La vinculación a los mercados internacionales, uno de los sueños de esas mismas expediciones científicas del siglo XIX, tomaría la forma de una larga y dolorosa procesión de productos tropicales: quina, tabaco, café, esmeraldas, plátano, caucho y, por fin, nuestro producto estrella, la cocaína, que nos otorgó un dudoso rol protagónico en esos mercados.

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