Fue a primera vista, como una enfermedad extraña, como el más peligroso de los venenos, fue adueñándose poco a poco de él, milímetro a milímetro, pedazo a pedazo. Tendría que haberse dado cuenta antes pero no supo ver los síntomas. Hasta aquel fatídico día en que su mundo fue sacudido y por fin los engranajes giraron de repente y todo encajó.