Yvaine Hoang había tenido una vida maravillosa hasta que cumplió los quince años, que fue cuando sus padres murieron durante un horrible atentado en España. La chica quedó al cuidado del pariente más cercano de su padre y allí comenzó su calvario. Una vida llena de maltratos y restricción de libertad. Ahora tenía veinte años e iba a contraer matrimonio con Alistair Anderson, el hombre del que llevaba enamorada un año. Él nunca la había prestado atención y era de lo más sorprendente que aceptará casarse con ella. Alistair Anderson estaba en la cúspide de su carrera. En poco tiempo su empresa de textiles había alcanzado un gran éxito en Escocia. El siguiente paso era asentar la cabeza. No buscaba amor ni nada por el estilo, únicamente una esposa adecuada y callada. Rhona Becker era perfecta para el papel y además era bellisíma y culta, su padre le había prometido su mano a cambio de unas acciones en la empresa. Alistair se llevó un enorme chasco cuando el día de su boda en vez de a Rhona tras el velo de novia, vio a Yvaine, la hermanastra callada, tímida, poco atractiva y boba de Rhona.
