Libros
Sandro Veronesi

El colibrí

  • Cristian David Hernandez Chavescompartió una citael año pasado
    Todos los días recibimos cientos de miradas y a nuestra vez miramos a cientos de personas. La mayoría de las veces no nos damos cuenta de que nos miran ni los demás se dan cuenta de que los miramos. Por eso no ocurre nada y esas miradas no tienen consecuencias, aunque no hay ninguna razón para considerarlas menos significativas que las que acabo de citar. Es más: ¿estamos tan seguros de que las miradas que no cruzamos no producen nada? Hay gente que se enamora mirando todos los días por la ventana a cierta persona que pasa por la calle. Hay gente que se prenda del presentador o la presentadora que ve en la tele. No, no existen miradas más importantes y miradas menos importantes: en el momento en que las lanzamos, todas las miradas son entrometidas y solo la conjunción de los acontecimientos, es decir, el azar, determina las consecuencias que tendrán.
  • Cristian David Hernandez Chavescompartió una citael año pasado
    El caso es que se entiende fácilmente que haya motivos para el movimiento, pero no se entiende tanto que los haya para la inmovilidad. Pero esto es porque nuestra época ha dado cada vez más valor al cambio, incluso como fin en sí mismo, y cambiar es lo que todos queremos. Y no hay nada que hacer: el que se mueve nos parece un valiente y el que se queda quieto un miedoso, el que cambia es lúcido y el que no cambia es obtuso. Es lo que ha decidido nuestra época. Por eso me alegra que te hayas dado cuenta (si he entendido bien tu carta) de que se necesita también valor y energía para quedarse quieto.
  • Cristian David Hernandez Chavescompartió una citael año pasado
    Y así he comprendido (por eso te escribo de pronto, aunque no sé si me responderás) que eres realmente un colibrí. Pues claro. Ha sido una iluminación: eres realmente un colibrí. Pero no por las razones por las que te pusieron este apodo: eres un colibrí porque, como el colibrí, pones toda tu energía en quedarte quieto. Setenta aleteos por segundo para quedarte donde estás. En eso eres formidable. Consigues quedarte parado en el mundo y en el tiempo, consigues parar el mundo y el tiempo a tu alrededor, a veces incluso consigues remontar y recuperar el tiempo perdido, igual que el colibrí es capaz de volar hacia atrás. Por eso da tanto gusto estar a tu lado.

    Solo que, lo que para ti es natural, a otros les resulta dificilísimo.

    Solo que la tendencia a cambiar, aunque pueda no ser a mejor, forma parte del instinto humano, y tú no la concibes.
  • Cristian David Hernandez Chavescompartió una citael año pasado
    Es un libro sorprendente y acabo de topar con este pasaje en el que los dos lingüistas explican el significado de la palabra emmenalgia:

    «De emmeno, un verbo griego que significa “me mantengo firme”, “persevero”, “continúo con tesón”. Una sensación de angustia melancólica provocada por el deseo de perdurar a toda costa. Un verbo engañoso, con todo. Porque emmeno significa también “sustraerse a las leyes, a las decisiones de los demás”. Es el destino de todos los seres humanos –y no solo de ellos, pues también Dios se ve obligado a someterse a los dictámenes del libre albedrío–, cuando tienen que vérselas con los límites temporales que los determinan. Una palabra que es veneno y cura para la herida que es el futuro cuando no tenemos futuro, y que por tanto no sirve para nada, en cierto sentido. Porque, en realidad, aunque cure “una” herida, lo que realmente esperan todos los seres humanos cuando son sinceros consigo mismos es que la herida nunca se produzca.»
  • Cristian David Hernandez Chavescompartió una citael año pasado
    En realidad yo soy así, siempre he sido así, desde joven: he cambiado muy poco y nadie lo sabe mejor que tú. ¿Que tengo una visión heroica de la vida? ¿Que siempre pienso en mí como en un héroe? Puede ser, pero siempre he sido así, no es nada nuevo. Nunca hay nada nuevo en mí, eso sí podrías reprochármelo. Eres aburrido, Marco. Eso sí podrías decírmelo. Aunque luego todo cambia tan bruscamente que nunca he tenido el privilegio de vivir una vida aburrida. Ahora, por ejemplo, tengo que replantearme un largo periodo de mi vida, tengo que repensarlo de arriba abajo porque sé algo que durante todos estos años, hasta ayer, no me dijiste.
  • Cristian David Hernandez Chavescompartió una citael año pasado
    Hace ya años que, cuando hablo contigo, tengo la impresión de no hablar solo contigo. Por «contigo» entiendo la joven a la que amo desde que tenía dieciocho años y se hizo mujer, madre y ahora hasta abuela. Desde hace bastante tiempo, cuando hablo contigo, además de con esa joven, o con la parte de esa joven que sobrevive en ti, me parece que hablo también con una extraña. Es más, y para serte completamente sincero: me parece que hablo con tu psicoanalista, ¿cómo se llama? ¿Madame Briccolì, Strippolì? Lo noto, Luisa. Lo noto porque a estas alturas reconozco enseguida la voz de los psicoanalistas que me hablan a través de las personas a las que quiero. He estado rodeado de ellos toda la vida. Lo noto.
  • Cristian David Hernandez Chavescompartió una citael año pasado
    ¡Ya he resuelto lo del archivo fotográfico de mamá! Ha sido un golpe de suerte, pero ya está. Ya podemos vender la casa.

    Me ha sido mucho más difícil ponerme con las cosas de mamá que con las de papá, por muchas razones, aunque la verdad es que tampoco me he metido muy a fondo: esas miles de fotos, muy buenas, cierto, me incomodaban y a veces me herían; cuando eran retratos de los arquitectos y artistas con los que mamá colaboraba, no podía evitar preguntarme quiénes de ellos fueron amantes suyos, y además se me partía el corazón viendo a toda esa gente, todo ese talento, todo ese mundo que la rodeaba sin que en ningún momento hubiera ni un rinconcito para papá.
  • Cristian David Hernandez Chavescompartió una citael año pasado
    Mientras sacaban al recién nacido del agua y lo entregaban a la madre, Marco Carrera se sorprendió midiendo de nuevo su vida por el rasero que era la formidable experiencia que estaba viviendo, asombrado del bienestar que sentía en un momento como aquel, que solo recordaba lleno de dolor, gritos y sangre, y se preguntó por qué el parto en el agua se practicaba tan poco, por qué no lo hacían todas. Observó callado, para grabárselo en la memoria, el momento en que Miraijin respiraba tranquilamente por primera vez, lanzaba el primer vagido, abría por primera vez los ojos (almendrados), y no reparó en que era una niña. Lo supo poco después por la voz de Adele, por las primeras palabras que pronunció, metidos aún todos en la bañera, apretando ella a la niña contra sí y con una expresión de satisfacción que todos los padres tendrían que ver al menos una vez en la cara de sus hijos: «¿Ves, papá? Empezamos bien. El Hombre del Futuro es una mujer.»
  • Cristian David Hernandez Chavescompartió una citael año pasado
    Había mantenido en pie un pequeño y frágil mundo que, sin él, se habría desmoronado al instante, y eso le había dado una fuerza y un orgullo que nunca antes había sentido. También se había preparado para verlo desmoronarse, porque ya se sabe que todo termina, y dentro de mil años Venecia quedará completamente cubierta por las aguas, y que todo cambia, y al cabo de trece mil años, y debido al fenómeno llamado «precesión de los equinoccios», el polo norte, en la esfera celeste, dejará de estar donde indica
  • Cristian David Hernandez Chavescompartió una citael año pasado
    Solo que, desde el principio, todo fue un error, una ficción. Esto sucede a menudo cuando se forman las parejas y luego las familias, pero, en este caso, la ficción era demasiado evidente, demasiado patológica, y el desastre inevitable. Ninguno de los dos era inocente
fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)