Enrique Vila Matas

Doctor Pasavento

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El narrador de Doctor Pasavento persigue el destino del escritor suizo Robert Walser, de quien admira su afán por pasar desapercibido, la vida de bella infelicidad que llevó y la extrema repugnancia que le producían el poder y la grandeza literaria. Quiere apartarse, y un día desaparece. Cree que indagarán pero a Pasavento no le busca nadie y poco a poco va imponiéndose la sencilla verdad: nadie piensa en él. Le veremos entonces recurrir a esa estrategia de la renuncia que es el acto extremo con el cual algunos raros escritores se aseguran el único modo de captar el destello de la vida plena e inexpresable, no sofocada por el poder. Viaja al manicomio suizo donde Walser vivió tantos años apartado del mundo y se acerca al ejercicio de un arte muy peculiar y en el que su escritor más admirado fue un consumado maestro: el arte de convertirse en nada.
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435 páginas impresas
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Citas

  • Fernando Alejandricompartió una citahace 5 años
    ¿Hacia dónde va la literatura?, le habían preguntado. «Va hacía sí misma, hacia su esencia, que es la desaparición», había contestado impertérrito.
  • Fernando Alejandricompartió una citahace 5 años
    En Walser, el discreto príncipe de la sección angélica de los escritores, pensaba yo a menudo. Y hacía ya años que era mi héroe moral. Admiraba de él la extrema repugnancia que le producía todo tipo de poder y su temprana renuncia a toda esperanza de éxito, de grandeza. Admiraba su extraña decisión de querer ser como todo el mundo cuando en realidad no podía ser igual a nadie, porque no deseaba ser nadie, y eso era algo que sin duda le dificultaba aún más querer ser como todo el mundo. Admiraba y envidiaba esa caligrafía suya que, en el último periodo de su actividad literaria (cuando se volcó en esos textos de letra minúscula conocidos como microgramas), se había ido haciendo cada vez más pequeña y le había llevado a sustituir el trazo de la pluma por el del lápiz, porque sentía que éste se encontraba «más cerca de la desaparición, del eclipse». Admiraba y envidiaba su lento pero firme deslizamiento hacia el silencio.
  • Fernando Alejandricompartió una citahace 5 años
    Al final todo pierde su sentido, pero la máquina de escribir sigue conmigo.

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