Nueve años muy largos adornaron una corona de elogios entremezclados de emoción y lágrimas. La euforia cambiaba de frecuencia cuando un cielo medio pálido apagó el festejo y eligió la realidad.
Aunque nada puede importar más que ver la cara de tus hijos emocionados, pero tampoco nada puede apagar las ganas de llegar al objetivo a través de la búsqueda de una luchadora; por más barreras que haya.
El cansancio debe generar más ganas de encontrar una salida, simplemente uniendo esas dos fuerzas.
Y quiero enseñarles modestamente con esta obra que el sueño de una persona nunca es inútil si sale de la creación del alma.