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Libros
Naoko Abe

El hombre que salvó los cerezos

La fascinante y desconocida historia del británico que luchó por preservar los cerezos en flor japoneses.
En Japón cada primavera la floración de los cerezos es una fi esta de los sentidos, y todo un símbolo de la cultura del país. Lo que casi nadie sabe es que si hoy sigue vivo ese patrimonio de la humanidad es gracias a un inglés llamado Collingwood Ingram, cuya historia nos descubre este libro.
Ingram, hijo de una familia rica, se interesó en su adolescencia por la ornitología, y el entusiasmo lo llevó a viajar a Japón para escuchar el canto de los pájaros de aquellos parajes. Con el tiempo fue abandonando la pasión ornitológica y la sustituyó por la horticultura, y en el país asiático quedó fascinado por las múltiples variedades de cerezos, de las que se calcula que había unas doscientas cincuenta. Cuando en 1919 se instaló con su familia en Kent, descubrió alborozado que en el jardín de la casa había dos espléndidos cerezos japoneses, que cultivó con mimo.
En 1926 emprendió un nuevo viaje a Japón en busca de esos árboles y descubrió alarmado que, debido a la occidentalización y modernización del país y a la decisión de apostar por una única variedad clonada, se estaba perdiendo la riquísima diversidad de cerezos japoneses, incluido el espectacular Taihaku o «gran blanco». Ingram dedicó su vida a salvaguardar esos árboles y a proteger la tradición de la sakura (palabra japonesa para referirse al cerezo en flor) hasta su muerte, ya centenario, en 1981.
Este es en parte un libro sobre botánica, pero fundamentalmente trata sobre una pasión y una obsesión, sobre la preservación de un patrimonio estético mediante una lucha callada y constante. Trata también sobre la historia de dos países y dos culturas; sobre el final del mundo victoriano, en el que nació Ingram en 1880, y sobre el convulso siglo XX. La fascinante historia de un hombre enigmático y de un árbol cuya floración es de una belleza que admira al mundo entero.
415 páginas impresas
Publicación original
2021
Año de publicación
2021
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Citas

  • Candie Coloradocompartió una citahace 2 años
    El primero era de un estudioso de la cultura japonesa clásica del siglo XVIII, Norinaga Motoori:

    Si alguien pregunta

    cuál es el espíritu del verdadero japonés,

    yo digo que son las flores de Yama-zakura

    brillando al sol matinal.4

    El segundo era un proverbio popular japonés del siglo XVII:

    La flor del cerezo es la primera de las flores

    como el samurái es el primero de los hombres.5

    Diez años después de que viera la luz el diccionario cultural de Chamberlain, cierto profesor japonés publicó un superventas escrito en inglés que se titulaba Bushido: el espíritu de Japón y trataba de la moral samurái y la cultura japonesa. La victoria de Japón en la Guerra Sino-Japonesa de
  • Candie Coloradocompartió una citahace 2 años
    Aunque la mayoría de estos primeros occidentales que visitaban Japón eran hombres, un puñado de mujeres aventureras también dejaron huella. Una, amiga de Charles Darwin, fue la artista botánica Marianne North, que visitó Japón en 1875 y pintó muchas variedades de plantas desconocidas.* Otra fue la periodista y escritora de viajes americana Eliza Scidmore, que visitó por primera vez Japón en 1884 y luego se enamoró de las variedades de cerezo que flanqueaban el río Arakawa a su paso por Tokio, antiguamente uno de los lugares más populares de Japón para contemplar la floración del cerezo.
  • Candie Coloradocompartió una citahace 2 años
    Dejad que muera bajo las flores

    en primavera

    un día

    de luna llena.*

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