Así, los dos volúmenes de Mein Kampf se lanzaron, a mediados de la década de 1920, a un mundo indiferente. El libro no se vendió bien: en 1929 solo se habían adquirido 15.000 ejemplares del segundo volumen. En parte, ello obedecía a que estaba mal escrito —es famoso el comentario de Mussolini según el cual el libro era tan aburrido que le había resultado imposible acabarlo—,31 pero también a que, en el momento de la publicación, el interés por Hitler había decaído.