a chingar
a su madre
Expresión que decimos a quien ya nos ha colmado la paciencia para que, final-
mente, nos deje en paz; o bien, cuando deseamos deshacernos de una persona
con prontitud o para instruir a nuestros conocidos para que hagan lo propio. Para
enfatizarla, puede acompañarse con un sonoro chasquido de dedos.