El libro que tenéis en vuestras manos está compuesto por doce relatos, unas historias imperfectas como la vida misma que presentan una serie de personajes con los que quizá nos hemos cruzado, sin saberlo, en muchas ocasiones.
Resultó complicado encontrar elementos o ideas comunes entre ellas. Todas responden a situaciones muy diferentes pero después de varias lecturas, había un rasgo, un detalle que me llamó la atención. Todas las historias que aquí os presento tienen en común un instante, quizá una necesidad. Me estoy refiriendo al momento en el que damos por terminada la jornada, cuando echamos la vista atrás para hacer un pequeño balance de lo sucedido y recordar los asuntos que pudieran haber quedado pendientes. Los personajes que pueblan estas páginas están en esa situación. Algunos saben que, hagan lo que hagan, van a perder y prefieren que sea así. Otros se resisten a su destino y luchan por su vida, cada uno a su manera pero siempre decididos a cambiar su suerte.
Estos hombres y mujeres ficticios, o no tanto, en un momento de estas vivencias disfrutan de una merecida tregua. Un alto el fuego que les permite mirar hacia otro lado, rearmarse y dejar de pelear por unos instantes sabiendo que la vida no se detiene. En esos instantes serían capaces de decir Nada más por hoy.
