—Me pasé años deseando tu... — hizo una pausa Bonet para seleccionar bien sus palabras. —Mi muerte— respondió Rosina con una sonrisa y continuó —Claro que lo sabía André, no todos los días me dormía a la misma hora, no soy un robot. Además, yo te confieso algo: toda la comida que te hacía cuando descubrí eso, te la daba con uno que otro ingrediente, echado a perder— terminó Rosina de decir. André Bonet estalló en risa. — ¡Lo sabía!— exclamó entusiasmado y alegre de saber esa noticia. Todo ese tiempo no le encontraba explicación lógica al mal sabor, imaginaba que era psicológico.