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Jorge Comensal

Las mutaciones

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  • Raul PAcompartió una citahace 24 días
    La medicina era un oficio rudimentario, en gran medida intuitivo, del que no podían esperarse resultados impecables.
  • Abril Bautistacompartió una citahace 5 meses
    Freud marcó la senda: el yo ha de ser donde era el ello. Bajo los continentes en disputa por las tres instancias de la personalidad había un fundamento estable para el ser, más allá de toda circunstancia, libre de mutación; no importaba qué traumas, amores o lecturas cambiaran los modos de actuar, el alma perseveraba en su ser. El psicoanálisis era, sencillamente, la búsqueda de esa verdad ineludible
  • Abril Bautistacompartió una citahace 5 meses
    psicoanálisis parte de la supuesta necesidad de verbalizar lo inconsciente para neutralizar las metonimias del deseo inalcanzable. Pero lo que estoy viendo es que se puede simplemente tomar un atajo para salvar ese vacío, un tajo, cortar de tajo con la necesidad del parloteo que de por sí sabemos que no va a salvarnos de lo Real.
    Al desafiar la validez de la teoría que sustentaba su oficio, Teresa había puesto en jaque a su analista,
  • Abril Bautistacompartió una citahace 5 meses
    precisamente lo que nos ata al cuerpo, ¿no?
  • Abril Bautistacompartió una citahace 5 meses
    El silencio te distancia de la carne. Es una paradoja, ¿no? Que el habla, tan invisible, sea
  • Abril Bautistacompartió una citahace 6 meses
    Los sueños recurrentes funcionaban como una defensa del inconsciente contra la amenaza introducida por Emilia en la vida de Eduardo. Ser feliz, entregarse al enamoramiento, al riesgo de triunfar en la seducción, significaba renunciar al orden simbólico que, por más neurótico y fóbico que fuera, daba sentido a su vida. Abandonarlo era demasiado peligroso: si fracasaba en sus intentos de conquistar a Emilia, de encontrar en ella un objeto que ocupara el lugar vacío del deseo, se quedaría solo ante el abismo, y entonces sí tendría un brote psicótico, estrategia desesperada de la psique para recuperar la realidad. A través de pesadillas espantosas, la mente de Eduardo se protegía contra una locura devastadora.
  • Abril Bautistacompartió una citahace 6 meses
    Yo soy una bomba de tiempo, yo sé que va a volverme a dar cáncer y no quiero que nadie sufra conmigo”. Sus nobles sentimientos hacia Emilia lo habían confirmado en la decisión de mantenerse soltero y célibe toda su vida, por el bien de los demás.
    El contenido latente del sueño representaba la paradoja del goce del Otro. Desde la perspectiva de un hombre, una mujer deseada era la figura perfecta para encarnar “el Otro que no hay”, en palabras de Lacan. En otro lugar, el enigmático psicoanalista afirmaba que el cuerpo estaba hecho para gozar de sí mismo. El cuerpo del cáncer: su goce mataría a Eduardo y con ello se autodestruiría. Él le suplicaba que no lo matara, pero tampoco quería vivir sin él. Volver a los años de leucemia, a ese perverso idilio: de eso se trataba, una vez más, la fantasía de Eduardo.
  • Abril Bautistacompartió una citahace 6 meses
    La enfermedad no es una metáfora y el modo más auténtico de encararla —el modo más sano de estar enfermo— es el que menos se presta y más se resiste al pensamiento metafórico.
    Susan Sontag
  • Abril Bautistacompartió una citahace 2 años
    Eduardo tardó mucho en responder. Teresa no podía creer cuán torpe había sido. Por algo sobrevivía la escuela lacaniana; era la única que evitaba que sus practicantes confesaran cuán ordinaria es la mente del analista, cuán vulnerable al influjo del paciente, a la proyección de los propios temores y deseos.
  • Eugeniacompartió una citahace 3 años
    Teresa debía resignarse al hecho de que pasaría mucho tiempo antes de que Eduardo pudiera tener relaciones afectivas normales; en pocas palabras, seguiría solo, completamente solo, como ella, porque también se trataba de ella, de la proyección de su deseo, de la fantasía de bañarse por la noche y saber que alguien la acompañará en la cena, se meterá con ella a la cama y la abrazará sin reproches por la ausencia de senos. Buenas noches, mi amor, dijo el silencio cuando Teresa apagó la luz
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