Sobre la libertad

McCann contrasta esta noción de libertad con la manera de entenderla de los miembros de la milicia (y de muchos estadounidenses), que consideran que «la libertad es para las personas y sus propiedades, y para las corporaciones y el dinero». No hace falta decir que estas dos nociones de libertad están en franca contradicción.

si, como dice la física feminista Karen Barad, toda la materia «siente, conversa, sufre, desea, anhela y recuerda»

, la frecuencia con la que las drogas cobran vida en la literatura sobre drogas también nos invita a reflexionar si las drogas cobran vida porque las drogas están vivas.

Una y otra vez, los consumidores aportan la sensación de que las sustancias, lejos de ser «un objeto que no tiene deseo», tienen sus propias inclinaciones, sus propias exigencias, incluso parecen imbuidas de algo que podríamos llamar voluntad, libertad o deseo

­to», «atrapado» o «libre», acaba siendo una especie de espejismo; una vez que conseguimos ver más allá, aparecen temas más sugestivos.

No suele ser agradable el sonido de los blancos al dar voz a su recelo de que los sistemas que les han procurado la dominación también han extraído algo vital en ellos, los han jodido de una manera que perciben en toda su magnitud, pero que les cuesta entender o articular.

que una experiencia con drogas nos aporte una «verdad real» o una «verdad falsa» puede no tener ninguna importancia si la búsqueda de la verdad en sí, ya sea concebida como «Dios», «el secreto del universo», o el «exceso cósmico», o algo más, es simplemente la búsqueda errónea.

la invención del concepto de «lo blanco», que implica la proyección sobre los cuerpos negros y morenos de toda la irracionalidad, desobediencia, paganismo y rebelión abierta que constituyen el envés, o el «exterior», de la así llamada sociedad civil y razón.

­masia es suponer que tu emancipación, tu «libertad y diversión», se encuentran en las culturas (o en las culturas fantaseadas) de los pueblos no blancos que tú o tus antepasados habéis colonizado, saqueado, demonizado, encarcelado, asesinado e incautado durante siglos

Deseé ser un mexicano de Denver, o incluso un pobre japonés con exceso de trabajo, cualquier cosa menos aquella cosa tan deprimente: un “hombre blanco” desilusionado.»