El lunes primero de noviembre de 1700, el mismo día en que muere el rey Carlos II, aparece en Sevilla el cuerpo una mujer flotando en el Guadalquivir. Cuatro cofrades de la Hermandad de la Misericordia o Arrepentidos, uno de los cuales se relaciona con la familia de Valdés Leal, se hacen cargo del cadáver, según lo previsto en sus estatutos y reconstruyen retrospectivamente, durante un fantasmagórico recorrido por una Sevilla casi irreal, cerrada a cal y canto a causa de la muerte del monarca.
La personalidad de la difunta, Lucía Rivero de la Triana, modelo de pintores y bailarina, que de formas diversas se relacionó con quienes ahora la llevan en andas. Desde la juventud de Lucía, época en la que posa para cuadros de tema religioso o mitológico, hasta sus treinta años poblados de episodios tormentosos, cada cofrade recuerda el pasado y parte de la historia de una mujer que es, en alguna medida, historia de Sevilla y explicación de la muerte de la modelo.
Carrusel esperpéntico de una ciudad nocturna y barroca, La Ronda del pecado mortal, muestra un acento propio en la novela histórica española y un estimulante pulso de narrador.
