Piedra de Alumbre nace, hermana de toda poesía, de la necesidad de poner canal a un mundo interno de emociones virulentas y sentimientos encontrados.Del ansia de poder nombrar ese recóndito reducto que, ingrávido, flota en un limbo intangible y sin contornos. De la creencia piadosa que nos dice que todo aquello que tiene un nombre deja de ser “a-dictivo” para pasar a ser “invocable”, asible por eso, domesticable por tanto.?